domingo, 8 de septiembre de 2013

Recuerdos olvidados






En mis catorce primaveras
Muchas cosas he aprendido.
Tantas. Cada una un recuerdo.
Recuerdos que mantengo en el olvido.
No porque lo desee.
Sino porque lo necesito.
Unos cuantos traumas 
A lo largo de mi vida he recibido.

Mi vida no es fácil. 
Al contrario, es complicada.
Cada lágrima, cada canción
A ese monstruo dedicadas.
Todo tiene un sencillo lado.
A su vez, también otro.
Otro muy complicado.

Siempre me he preguntado:
¿Por que el difícil elegir?
Solo una respuesta encuentro;
A los humanos nos gusta darle
Emoción a cada momento.
A cada momento de la vida.
Si todo fácil fuera,
Nada sabríamos lo que nos cuesta.









Este poema se lo dedico a mi chalado amigo y a su nuevo blog El blog de un chalado Escribe una novela y bueno, digo yo que escribirá algo, aún no estoy al corriente. Este poema tambien lo tiene el publicado. Y ya que estoy aquí;  No dejéis de soñar.

sábado, 7 de septiembre de 2013

Novela { 4 }

Capítulo IV

" Lo juro "


La respiración de la joven se ralentiza hasta por inspirar y espirar al ritmo de su latente corazón,  al lento compás,  como si de un baile de salón tratase. Un latido es señal para expulsar el oxígeno que entró por su nariz al compás de otro. Respira. Aun con los ojos cerrados y tirada en el frío y duro suelo. Sonriendo,  tal y como cayó rendida. Susurrantes palabras se cuelan en su oídos. Palabras que se clavan en su cabeza, cual clavos en una pared con ayuda de un martillo. Palabras que le hacen sentir fuertes y desagradables pinchazos en sus sienes, pero que no hacen efecto en su respiración,  el dolor no le impide seguir coordinando su regular respiración y los fuertes e incesantes latidos de su consumido corazón.  Consumido, negro y oscuro corazón.  Lena no sabe como llegó a actuar así,  el contacto visual con su roja sangre la enloqueció.  Le hizo perder la cabeza. La obligo a actuar como una máquina de matar. Provocó que su cansado cuerpo no la obedeciese, que actuase con su propia libertad.  Sin duda; no es una buena forma de comenzar el un nuevo lugar.

- Esto es demasiado - susurra una voz con un toque de reproche -. ¡Podría habernos matado!

- No podemos decírselo a nadie - niega otra, masculina, aunque algo aguda.

- A ti no te ha intentado matar - sentencia una voz femenina y ronca. La voz de una de las chicas que la muchacha intentó ahogar con sus propias manos.

Un incómodo silencio se apodera de la sala, algo que Lena agradece. Aunque el silencio absoluto es un mito, algo imposible. Siempre habrá algún ruido. Esos reproches susurrantes que ya cesaron, al menos por un momento, le provocaban migrañas. Bueno, también la embargaban de culpabilidad.  Ese sentimiento la corroe desde el instante que cayó al suelo y se quedó allí,  como un ser inerte y sin vida, pero atenta a cada palabra o movimiento a su alrededor. Cayó,  pero era consciente de todo lo que pasaba y de  todo lo que sobre ella decían.  Llevan un tiempo discutiendo sobre qué hacer con ella. Les a pasado por la cabeza incluso atarla para que sea inofensiva. ¡Vaya ocurrencia!  Aunque, pensándolo bien, tampoco es mala idea.

- Es una maldita máquina de matar -  comenta otra voz masculina,  aunque algo más grave y con tono socarrón.

- Yo seria incapaz de abalanzarme así, sobre alguien - afirma admirada otra vez la voz femenina causado las risa de todos.

- Bueno, Idoia - se burla la voz socarrona -. Es que tu eres pacifista ¿me equivoco?

- ¡Que sea pacifista no es motivo de broma! - exclama la voz ronca de la aludida -. Aunque nos hayamos criado en unas incubadoras no significa que cada uno no tenga su propia personalidad,  Jon.

-  Da igual la personalidad que tengas, al fin y al cabo morirás junto a todos en la guerra - susurra mordaz el muchacho.

Nadie había pensado en ello. Van luchar, a defender un país del que no saben casi nada. Solo lo que les cuentan en las interminables charlas. Lo más probable es que todo lo que les pintan es sucia mentira. Más allá del Área 21, seguramente tendrán otra cosa entendida.  Lo que a ellos les cuentan, más allá del Área 21 serán blasfemias. Invenciones.  Engaños. Pocas personas sabrán la verdad; y ellos no están en ese grupo.

- Yo voto, por decírselo a Aritz - sentencia el tal Jon sin ningún atisbo de burla; sino con seriedad - ¿Qué podríamos perder?

- Claro, el la trajo aquí - dice con voz queda Idoia -. Puede que sepa por qué ha actuado así.


Lena no quiere que llamen al Cabo Primero. Si Aritz se entera, se lo comunicará en cuestión de segundos a su superior. Marcos. Si el se entera de eso el orgullo de la joven rozará, sin duda, el subsuelo o tal vez al fin se gane su respeto.

Haciendo acopio de todas su fuerzas mueve sus entumecidas extremidades. Apoya los codos en el duro suelo y se levanta provocando un leve mareo que la aturde durante un momento. Hace un casi inaudible carraspeo para llamar la atención de sus compañeros. No quiere parecer agresiva, ni tampoco débil. Aunque lo último ya queda bastante claro. Débil no es. Sin duda cualquier novata no habría sido capaz de hacer tal proeza. Tal vez pareciendo fuerte la dejen en paz, que no la molesten. Cinco pares de ojos se posan en ella. La  miran con desprecio, miedo y repulsión.  Pero al menos la miran, que es lo que, al fin y al cabo, ella quiere. Todos en la sala, a excepción de Lena, adoptan una posición defensiva. Calculan el más mínimo movimiento, listos para atacar.

- No, no se lo digáis a Aritz - suplica -. Yo no soy así. No se qué me pasó,  no miento. Ya se que no me conocéis.  Pero, tened fe. Ponerme  a prueba, pero creed en mi. Yo no soy así. Estoy confundida. Solo recuerdo haberme despertado sin saber quien era y sin el menor atisbo de recuperar la memoria.  Luego me entero de que voy a entrenar para así poder participar en una absurda guerra.  Y después ese sueño, era tan real. - su voz se vuelve un temeroso susurro, quedo, casi inaudible - Ellos me atraparon y...y...y perdí las ganas de vivir, incluso en el sueño.

- Tranquilizante - le pide el pelirrojo - por favor.

- No, no puedo tranquilizarme. El mismo color rojo de mi sangre me hipnotizó, me dejo en una especie de trance -. Suspira -. Yo no actuaba conscientemente,  lo juro.

- ¿Que será lo siguiente? ¿Que era una novatada? - se burla por enésima vez la del pelo recogido en un tirante. Haciendo su rostro frío y rígido. Ahora varios mechones descienden por su frente tapando su mirada dura y sin compasión.  Tapando su mirada calculadora -. ¿Ante qué juras? ¿Ante Dios?

Nadie ríe ante la broma, sino, miradas cómplices que se posan en Lena. Miradas que taladran su mente. La joven siente impotencia. Lágrimas asoman en los ojos de la muchacha, nublando su vista. Poco a poco las lágrimas se abren camino surcando el rostro de Lena. Haciéndola parecer frágil y débil.  Y toda  la repulsión desaparece de los ojos de cada uno de los miembros del grupo que había en la habitación, siendo remplazados por lástima,  lástima hacia la nueva.

- No es ninguna broma - logra articular entre quejidos.

Unos sendos brazos cubren a Lena, abrazándola  por la espalda. Siendo acunada como un bebe. Respirando, una vez más al mismo tiempo que unos relajados latidos, como un recién nacido junto a corazón de su madre; solo que no de su corazón. Sintiéndose así reconfortada.

- Esto si que es empezar con buen pie - susurra el pelirrojo, que la acuna en sus brazos intentando calmarla.



lunes, 26 de agosto de 2013

La hora de los deseos



Doce en punto, medianoche, los cuatro ceros seguidos. Para muchos la hora de los deseos. Cuando en Shion uno de tus más puros anhelos se puede hacer realidad. La hora mágica cuando si deseas algo, sin algún fin egoísta  se puede cumplir. Pero eso si, unas cuantas reglas a rajatabla debes cumplir. Nunca trampa puedes hacer o si no pregunta a la pequeña Anastasía, lo que pequeño e inocente  parecía trajo el mal a la pequeña ciudad de Shion donde hadas, duendes y elfos habitan en completa armonía con los humanos que aunque no lo parezcan son algo egoístas.

Anastasía siempre esperaba, inocente, a la hora mágica en la diminuta chabola en la que vivía.  Cada día deseaba algo, ser más rica, ser una princesa, vivir en otro lugar que no sea esa pequeña casita. Pero nunca sus anhelos se cumplían. El porque ella no lo sabía,  no creía que sus deseos fuesen egoístas. Ella solo quería que su cansada madre dejase de trabajar tan duro, que su padre pasase más por casa para contemplar lo alta que ya estaba. Ya no sabía como formular su deseo. ¡Nunca se cumplían!

- ¿Por qué mis deseos no se cumplen? - preguntó desdichada a la pequeña hadita que todas las noches a esas horas la visitaba.

- Porque, querida, tus deseos no son puros. - le reprochó el minúsculo ser mágico -. Tan solo deseas cosas que te harán bien a ti. No a tus padres, ni a tu familia. Si deseases tal vez que tu madre descansara... ¡Pero tu solo ser un princesa deseas! - exclamó indignada.

El gran reloj de Shion hizo sonar su atronadora campana. Dando entrada a miles de deseos puros y egoístas que serian concedidos o rechazados por el Gran Ser.

- Pequeña hada, me has abierto los ojos. Deseo...Deseo conocer al Gran Ser y disculparme por mi forma de ser -.deseó con voz casi inaudible.

Al parecer, su deseo se cumplió.  Un haz de luz cegadora inundó la cochambrosa habitación,  un coro de armoniosas voces angelicales sonó y la pequeña Anastasía dejando al hadita atrás en un abrir y cerrar de ojos desapareció.



- Dulce muchacha, tus disculpas serán aceptadas  - anunció una voz -. Eres la primera humana que se digna a pedir perdón.

Una sonrisa surcó el rostro de nuestra amiga, pero una desagradable, malvada. La joven lo consiguió,  al Gran Ser engaño. Ya que estaba ahí,  un gran algarabío  montó hasta que su sueño cumplió. Una princesa fue, no una bella como en las historias de Disney podemos ver. Para nada. Una reina cruel llegó a ser. Ella comenzó a decir que sueños se podían cumplir.



Y ese es un pequeño relato que escribí en primero de E.S.O. cuando entre examen y examen tenía que estudiar lo que en realidad hacia era esto. Me ha encantado volver a poder leerlo. No se que me pudo empujar a decirlo. Pero ahora le veo una moraleja. Nunca, nunca juzgues un libro por la portada. Pero no creo que este muy encaminada. Así que si alguien se sabe la moraleja que me la comente.

sábado, 24 de agosto de 2013

Stop Bullyng


¿Que hay pequeños soñadores?

Quien se interese algo por mi blog, podría haber visto que la primera entrada que redacté y publiqué fue un pequeño poema. Un poema sobre el bullyng. Es un poema dedicado a una amiga que en verdad lo sufre. Al ser sentimientos, de segunda mano para mí, salió eso. Solo se me ocurre describirlo así, con un "eso".

A raíz de esos pocos versos me dieron a conocer una pequeña campaña contra el Bullyng.



Bullyng o más conocido como Acoso escolar - antes de nada he de decir que no estoy para nada de acuerdo con el segundo término ya que el bullyng no tiene edad, es decir, los adultos pueden sufrirlo en el trabajo, por ejemplo - es cualquier cosa de maltrato psicológico,  verbal o físico producido entre escolares - o bien compañeros de trabajo - de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado.

Tan solo imaginarme el dolor que se puede llegar a sufrir hace que me hierva la sangre. Si a alguno le pasa lo mismo denunciarlo,  porque el bullyng es algo que hay que parar. Tanto en escuelas como en oficinas. Hay que ayudar tanto a la victima como al agresor, de formas algo diferentes, pero hay que hacerlo.

Si alguien que me está leyendo ahora mismo tiene algo que decir sobre este tema, que lo diga, yo no censuro. Que lo escriba en los comentarios.

Y por favor divulgar la campaña por la red como lo hizo Utopía en su blog  Can't fight the moonlight y como ahora he hecho yo.

domingo, 18 de agosto de 2013

Novela { 3 }

Capítulo III

"Matar a sangre fría"


Lena corre a lo largo del estrecho corredor, no piensa ir a la guerra, no piensa entrenar. Dos fornidos hombres corren tras ella, pero sus blancas e impolutas batas de laboratorio son un estorbo, es una gran ventaja para Lena. Sus músculos aun están entumecidos y cada paso es un suplicio para ella, pero es mejor soportar ese dolor físico antes que el psicológico. Mejor no poder andar, que vivir con traumas el resto de su vida. Su respiración es cada vez más cansada. Dieciocho años de letargo pasan factura. Ni sus músculos,  ni sus pulmones están preparados  para tal esfuerzo. Pero los de sus perseguidores tampoco lo están.

La joven no puede ni con su alma, pero debe seguir, algo en su subconsciente se lo ordena. El pasillo es casi tan blanco como las batas de sus antiguos perseguidores, los ha conseguido despistar. Se podría tomar un pequeño descanso, aunque sería muy mala idea. Este lugar debe estar poblado de cámaras, nunca podrá estar tan vigilada.  Hay demasiado silencio en el interminable corredor y eso le da muy mala espina. El silencio nunca es bueno. Ha estado toda su vida rodeada de silencio, en esa especie de incubadora. 

Ante los ojos de la chica se presenta un dilema,  izquierda o derecha. Puede que sea un caso de vida o muerte,  de la libertad al confinamiento que ahora mismo es su mente, no puede pensar con claridad y un punzante dolor recorre todo su cuerpo. En cuestión de segundo se encuentra en el suelo con los ojos poblados de lágrimas.  La han pillado. Irá a la guerra.

- Ya eres nuestra - susurra una voz ronca y desagradable al oído.


Otro pinchazo, este mucho más real, le obliga a abrir sus cansados ojos llenos de molestas y amarillentas legañas. Tres borrosas figuras se ciernen ante ella, frente a la cama en cual dormitaba. A medida que abre los ojos y parpadea varias veces las desdibujadas figuras se vuelven más nítidas. Logra diferenciar a tres muchachas de su edad, todas con la misma ropa que ella viste. Se detiene un momento  observarlas.

Todas con sus diferentes y coloridos cabellos bien recogidos. Sin ningún pelo fuera de su lugar, probablemente para no estorbar. Con la misma complexión.  Espalda ancha y sus musculosos brazos bien definidos, no como los suyos.

- ¿Quien eres? - pregunta la que tiene su castaño cabello recogido en un tirante moño.

- No seas brusca - le espeta otra joven, mientras se sienta junto a Lena.

- Siento el querer saber que hace una sucia desconocida sobre mi cama - se burla la aludida.

- ¿Por qué eres tan borde?

- Es tu trato especial, Idoia. - dice con una sonrisa triunfal.

- Eres una amargada - susurra con la que está sentada con voz inaudible.

Lena se aparta de la chica que se sienta a su lado y que la mira atentamente con sus profundos ojos marrones buscando cualquier atisbo de gratitud por haberla defendido. La que es para todas una desconocida se siente incómodo. ¿Y quién no en su situación?  La pelirroja  parece callada. Lanza hacia Lena furtivas miradas de complicidad. El comportamiento de las nuevas compañeras de la joven no es normal. Aunque ella tampoco es que sea común y no es que haya dado una buena impresión, sentada en una cama que no es suya, seguramente con su cabello completamente revuelto y mirando al infinito con las manos y los pies ensangrentados. Nadie se fiaría de ella. Además, su sueño la ha asustado y esas tres caras desconocidas la abruman un poco. Solo quiere desaparecer, que la tierra la trague.

 Esconde el rostro tras sus manos bajo la atenta mirada de la pelirroja y repara en que las tiene ensangrentadas. El color escarlata que cubre sus manos llama su atención, aún está húmeda y bajo la luz que ilumina toda la habitación la sangre brilla tentadora. Parece que el rojo intenso de su sangre la hipnotiza. Oye un chasquido y su cerebro queda totalmente en blanco. Ni un solo pensamiento cruza su cabeza. Sin mover un solo músculo,  mirando sus manos manchadas de ese rojizo líquido que es su sangre. Una palabra, como si a fuego estuviese gravada, surca su mente; Matar. Matar a sangre fría, sin que nada se lo impida.

Como si un ser invisible le ordenase y ella no fuera más que un peón en una partida de ajedrez, actúa. Alza sus pegajosas manos al cálido cuello de la joven que está sentada a su lado. Con el único objetivo de acabar con ella agarra su cuello atrapando sin querer finos caballos rubios que se le enredan en los dedos haciéndole pequeñas rozaduras que no parece sentir. Aprieta con sus largos y delgados dedos de pintor, que no están hechos para sujetar armas, sino un fino pincel del número dos para acabar con los pequeños detalles en un magnífico cuadro lleno de sentimientos.

La joven del castaño pelo recogido se abalanza sobre la desconocida atacante de su compañera. Puede que no la aguante,  pero no debe permitir que la maten. Los fuertes aunque escuálidos brazos de la recién llegada no se mueven. Mantiene sus dedos firmes. Agarra el cuello de su amiga lo suficientemente fuerte como para no dejarla respirar. La muchacha que tan frágil parecía se ha convertido ante sus ojos en una auténtica máquina de matar. Nadie creería que es una novata al igual que ellas, sus movimientos al atacar a su compañera fueron firmes y seguros. Algo digno de admiración,  si no estuviera atacando a una compañera.

- ¡Pide ayuda! - exclama aun intentando apartar las manos de Lena del cuello de la rubia -. ¡No te quedes ahí,  como un pasmarote!

La aludida sale corriendo de la habitación,  siente curiosidad por saber que le pasa a la nueva. No aprecia mucho a la rubita, pero no es como para echarse a su cuello e intentar matarla. Corre escaleras abajo en busca de la primera habitación. Solo lleva dos días en el quinto bloque, pero sabe que el único que la ayudara descansa entre esas cuatro grises paredes. Tras dos resbalones que podrían haberle costado dolorosos esguinces llega a la puerta, que abre sin reparo. Adiós a la educación, este podría ser, de hecho, es, un caso de vida o muerte.

Busca con la mirada a sus dos amigos en la pequeña habitación para tan solo dos personas. Nadie sabe porque es tan pequeña, ya que en las demás habitaciones comparten las cuatro paredes entre cinco y, en su caso, ya que la nueva a llegado, seis personas.

No puede perder tiempo, nunca había pensado que necesitaría a su a veces irritante amigo de brillante pelo rojizo con tanta urgencia. Si no los encuentra habría perdido un valioso tiempo que no podrá recuperar.

- ¡Tu dí que sí, Marina! - exclama el pelirrojo joven con el gris y triste uniforme que todos llevan que con tanta urgencia busca. -. ¿Para que existen las puertas?

- No tengo tiempo para bromas, Alejandro. - dice entre jadeos - Corred, necesito vuestra ayuda.

- ¿La mía también?  - pregunta un muchacho fornido de ojos marrones que ya lleva puesto el pijama -. Quería dormir ya.

- Es cuestión de vida o muerte - suplica Marina.

No se toman mucho tiempo para deliberar, no conocen mucho a Marina, pero saben que no es de las chicas que exageran por cualquier tontería. Además, su pelirroja amiga dice que es de vida o muerte. Así que con increíble sincronía asienten a la vez dando a entender que, aunque dudosos, la siguen. El grupo de tres personas salen de la habitación y corren escaleras arriba. Los dos muchachos algo confundidos, su compañera no suele ser tan directa, y Marina algo preocupada. No quiere pensar que pasaría si llegase tarde. Ha bajado rápido, todo lo rápido que sus entumecidas piernas, gracias al exhaustivo entrenamiento, le han permitido.

Cuando los dos muchachos, guiados por Marina, llegan a la quinta planta y oyen unos gritos ahogados, señal de que su rubia amiga podría seguir con vida. Cuando la chica abre la puerta los muchachos ahogan un grito de sorpresa. Dos personas se baten en una especie de duelo en el suelo, mientras otra lucha por intentar mantener la respiración. Sin dudarlo Marina corre a socorrer a su compañera con problemas respiratorios. Mientras que la pareja de jóvenes intentan separar a las dos castañas muchachas que pelean. Alejandro intenta agarrar a la que está sobre la que puede reconocer como su amiga recibiendo un fuerte puñetazo en la nariz. No reconoce  a quien le ha dado, pero su fuerza es descomunal para un cuerpo tan delgado. No hay que juzgar  un libro por la portada.

Lena agarra el cuello de su contrincante con la mirada perdida. Algo dentro de ella lucha por salir y su mente comienza poco a poco a volver a la normalidad. Quiere soltar el cuello de esa chica, pero su aparato locomotor no responde. Quiere pedirle perdón al joven que ha pegado pero sus cuerdas vocales tampoco están por la labor. Quiere, pero no puede. Lo único que puede hacer es sentirse confundida, y toda esa confusión la marea. Hace que pierda sus fuerzas y que pare de apretar tanto, pero su cuerpo sigue sin responder, sigue actuando por si solo.

La joven que esta en el suelo percibe que el agarre de su cuello se afloja y que su rostro se suaviza haciéndola parecer la chica de hace solo unos pocos minutos, ella esta perdiendo fuerza y su combatiente también. En ningún  momento la ha agarrado lo bastante fuerte como para impedir que respire, pero si para tenerla inmovilizada, bajo su merced.

- Suéltala - ordena entre dientes Alejandro mientras agarra a Lena de los hombros intentando separarlas.

- Vamos - susurra el de los ojos marrones agarrándola de la cintura.

Lena siente como la intentan separar, ella quiere hacerlo, pero no puede. No quiere hacer daño a nadie. Solo quiere irse de allí. Lágrimas asoman en sus ojos deseando salir, deseando demostrar que ella no es así,  que tiene sentimientos.
Las lagrimas comienzan a descender por sus pómulos, surcando su cansado rostro. Las lagrimas caen, solo lágrimas.  No solloza, ni moquea. Simplemente caen lágrimas de sus cansados ojos que van cobrando vida poco a poco y a su vez sus articulaciones y sus músculos comienzan a responder, dándole al fin el mando. Sonríe soltando el cuello de  chica sobre la que se sienta. Aun sonriendo se desploma en el suelo creando un ruido seco.

- ¿Que ha pasado? - pregunta Marina mirando horrorizada a Lena.

- ¿Quien sabe? - responde Alejandro con otra pregunta.

*  *  *







sábado, 17 de agosto de 2013

Aviso

Sofía al aparato.

Esto no es que sea un aviso urgente. Es simplemente una pequeña entrada informativa. Me imagino que si me lees ahora es porque habrás leído el anuncio que escribí en mi blog compartido Follow Your Dreams , si ese no es el caso... Quiero que sepas que al comentar me sacas una sonrisa, así que, gracias por estar aquí y que comparto un tuenti con mis amigas en cual nos llamamos BädGïrls HãvëMörëFün o también nos puedes encontrar en nuestro Twitter: @MondaysHater. Por ahi avisaremos sobre las eentradas qye se van subiendo en ambos blogs.

Novela { 2 }

Capítulo II

"Sería lógico,  lo más lógico "


Un quedo suspiro sale de entre los finos labios de Marcos tras recordar las atrocidades que cometieron sus antepasados. En su opinión la sociedad en esos tiempos debió ser bastante asquerosa y todo eso los a llevado  a este punto, soldados-niño. Sumido en sus pensamientos,  como tantas veces, no se da cuenta de lo que su mejor amigo le comenta, solo sonríe y asiente, como tantas veces ha hecho.

- Creo que debería empezar a entrenar ya - eso es lo único que consigue escuchar del pequeño discurso de su amigo.

La cara de la muchacha se distorsiona al oír el final del discurso Aritz y se distorsiona aun más formando una mueca que vuelve bastante cómica su cara al ver al rubio asentir y sonreír. Ella no quiere entrenar y mucho menos participar en una guerra, no le haría daño ni a una mosca.

- Que vaya con los novatos, el quinto bloque. - dice rascándose la coronilla - Seguramente, la cama que sobra es la suya.

- Sería lógico, lo más lógico - susurra Aritz levantándose de la silla. - Vamos a tu nuevo hogar, novata.

Aritz y Marcos se despiden dándose otro amistoso abrazo, en cambio de la boca de la única chica presente no sale ni un débil "Hasta otra". Marcos y ella no han hecho buenas migas, el muchacho opina que ella es extraña y la adolescente piensa que el es un borde. Nada que no le haya pasado nunca a Marcos,  no es que Lena sea especial. La única persona con la que ha logrado abrirse por completo es su actual mejor amigo, su casi hermano. La sangre es lo único que no los une, pero miles de experiencias, pensamientos y su gran amistad si lo hacen.

Marcos mira desde la ventana de su diminuto despacho a los dos jóvenes muchachos alejarse mientras miles de pequeñas aventuras en las que Aritz participaba surcan su mente borrando todo pensamiento hostil de su cerebro. Solo llevan aquí dos, casi tres años y han montado grandes algarabías. Impresentables, eso bufaba siempre su sargento, bueno, su ex-sargento. Muerto en batalla. Es lo que tiene estar aquí.

Lena camina a paso ligero tras su guía, en la otra vez desértica calle,  que una vez mas no mira atrás. Aritz conoce de sobra el camino hacia el quinto bloque. El y Marcos vivían allí mientras entrenaban y aprendían disciplina. Hace ya tanto de eso... Ahora Marcos vive en el primer bloque, junto a el, solo que el Sargento y el Cabo Primero ya no cometen tantas locuras.

- Corre novata - mete prisa el joven sin mirar atrás -. A este paso todos habrán vuelto de entrenar y no podrás instalarte a gusto.

Tras ese comentario una Lena, llena de rabia, intenta ponerse al nivel de su acompañante en vano. Las zancadas de Aritz son mucho mas largas que las suyas, una vez más la chica maldice por lo bajo su corta estatura.

- ¿Podrías caminar más lento? -pregunta cohibida.

- ¿Podrías aligerar el paso? - pregunta el dándose la vuelta por primera vez.

Algo que parece odiar Lena con toda su alma es que respondan a una pregunta con otra puesto a que enrojece de rabia, gesto que hace sonreír a Aritz. Todo por fastidiar a un novato, ese es su lema. De hecho cuando el era novato, se burlaba de otros recién llegados.

- Debería explicarte como va esto - dice mientras se gira -. Se supone que Eneko, el otro Primer Cabo, te lo tendría que haber explicado junto a los demás novatos.

La muchacha tan solo sonríe y asiente, dando a entender que lo escucha.

- A las ocho de la mañana debes estar vestida, aseada y tu cama debe estar en orden para bajar a desayunar - comienza a decir gesticulando con las manos y sin dejar de caminar -. Luego entrenas y puedes deambular cual alma en pena hasta el toque de queda que se usa para descansar. Una vez finalizado...

- Espera - interrumpe Lena -. ¿Hace cuanto debería haber llegado?

- Hace dos días. ¿Me permites seguir? - pregunta molesto por la interrupción.

- Como gustes.

- Eres muy irritante - bufa el -. Una vez finalizado el toque de queda tienes que recibir unas cuantas charlas sobre la disciplina, vuelves a perder el tiempo, comienza otro toque de queda y a dormir se ha dicho. No es muy complicado - finaliza encogiéndose de hombros.

- ¿Cuando se come?

- Cuando digo deambular o perder el tiempo me refiero a comer, ya que la comida no es muy buena aquí. Guardan lo mejor para cuando los generales vienen de visita.

- No se podría llamar al Area 21 un dulce hogar.

- ¿Que te esperabas? - pregunta divertido -. Solo nos preparan para la guerra.

La pareja se detiene ante un bloque de triste y monótono color gris con un cinco pintado sobre una puerta de cristal con barrotes de hierro forjado, haciendo parecer al bloque una diminuta cárcel. El chico agarra con su mano derecha el pomo de la puerta, lo gira y abre la puerta  con gran esfuerzo creando un desagradable chirrido que hiela la sangre.

- Las damas primero - susurra cerca del oído de la joven.

Con la piel de gallina la novata entra al que será su nuevo hogar. Según se adentra el olor a humedad inunda su fina nariz provocando que la arrugue con repulsión.

- Vamos - la empuja el chaval dirigiéndola por unas escaleras que Lena no había visto.

Los pies descalzos y doloridos de Lena haciendo el ruido de una ventosa al pisar el duro y frío suelo de piedra es lo único que se oye en el lugar. Seguro que tendrá miles de heridas en ellos.

El aire en el quinto bloque es irrespirable. Pasan tres puertas, una en por cada piso,  pero aún no es suficiente. Tienen que subir hasta el cuarto piso y los doloridos pies de Lena no podrán aguantar más el peso de la chica. Las piernas de la joven comienzan  flaquear cuando terminan de subir las  escaleras. Comienzan a darle pinchazos en  la planta de los pies. Al principio soportables, pero cada vez mas fuertes. Y tan fuerte es el último que lo que ha sido un silencioso sufrimiento pasa a ser un único gemido de dolor.

- ¿Te encuentras bien, novata? - pregunta Aritz preocupado.

- Mis pies - logra articular Lena.

Los pies le palpitan, no le irían nada mal unos gruesos calcetines de lana o unas mullidas y blandas zapatillas. Pero lo más probable es que no se las vayan a dar.

- Tranquila, todos los novatos llegan igual. Inconvenientes de no llevar zapatos.

La chica asiente y detrás del joven entra a la que será su nueva habitación.  Tampoco está tan mal. Al menos el aire ahí es respirable.  No se esperaba que el cuarto pareciese tan confortable, en realidad cualquier cosa se lo parecería después de lo que ha pasado. El suelo sigue siendo de dura piedra, las paredes del monótono gris que al parecer adorna toda la pequeña ciudad. Tres literas pegadas a la pared que hay frente a la puerta.

Lena se dirige hacia las perfectamente hechas camas. Alarga la mano para tocar el fino, aunque cálido y suave material provocando en ella un escalofrío que recorre todo su cansado cuerpo.

- En el primer cajón de ahí debería estar tu ropa - afirma Aritz señalando a uno de los armarios de madera que tiene al lado.

- ¿Como lo sabes?

- Ventajas de ser Primer Cabo - dice tras guiñar un ojo.

- Entonces, sabrás cual es mi cama

- Te equivocas - niega con la cabeza -. Eso se me resiste.

- ¿Como sabias entonces lo del armario?

- Es el único que contiene el uniforme, en los demás solo está la ropa de dormir, no tiene mucha pérdida.

- Puedes marcharte.

Poniendo cara de ofendido sale de la habitación cerrando la puerta tras el. Lena suspira. Se dirige al armario que señaló anteriormente Aritz, ni si quiera se había dado cuenta de que se había movido. El sigilo con el que se mueve el Primer Cabo es impresionante. En el cajón hay un conjunto idéntico al que lleva y un pantalón largo y una camisa corta gris oscuro, la ropa que vio puesta a todos los que andaban por la calle.

Se pone los pantalones lentamente, son suaves contra la piel y la camisa térmica también de color grisáceo.  Se sienta en una cama elegida al azar y se encoje, se encoje apoyando la cabeza en sus huesudas rodillas. Con los dedos frota sus doloridos pies habriendo las pequeñar heridas que se ha hecho. Se mancha sus finos dedos de sangre. Y ahí se queda con los pies ensangrentados y con la mirada puesta en el vacío.  Tiene miedo, miedo a lo desconocido, a la guerra.







Siento mucho, de verdad esta mierda de capitulo. No se si sabéis que quien mucho abarca poco aprieta así que creo que los capítulos de esta novela la subiré con menos frecuencia puesto a que se necesira mucho más que ocho miseras horas para escribir un capítulo. Siento, en verdad, mucho las molestias.




Novela { 1 }

Capítulo I 

" Malas decisiones, con hielo. "



Lena camina sin rumbo por aquel camino. Sin fuerzas, si esperanza. No sabe donde está. Todo fue muy confuso. Solo recuerda haber despertado en ese descampado, sola y sin la menor idea de como había llegado.  

Su esperanza llegó junto a un camino al cual seguir. Si caminaba lograría encontrar algún coche,  un camión. Algo. Pero ya lleva unas cuantas horas caminando y no ha encontrado nada.

 Sus fuerzas la abandonan poco a poco y no puede hacer nada más que caer. Caer para no volver a levantarse. Caer para acabar con toda esa confusión.  Solo le queda rezar. Rezarle a un dios en el que nunca creerá.

Una fugaz sonrisa irónica aparece en su rostro, cierra los ojos y cae rendida en el misterioso camino por el cual ni un ser humano a parte de ella camina.

*   *   *

Algo húmedo moja su rostro, de hecho sería absurdo que lo secase. Lluvia es lo último que ella necesita. 

Poco a poco su entumecido cuerpo responde. Consigue abrir sus ojos y mover sus articulaciones.  Se incorpora en el duro suelo en el que ha dormido. Lena aún no sabe como ha conseguido dormir sobre la tierra. Aunque para ser justos hay muchas cosas que no sabe.

Un moreno muchacho se alza ante ella junto a un precioso perro. El chico le tiende la mano para levantarse, gesto al que Lena hace caso omiso. No quiere parecer débil y se levanta sola.

- Novata, no seas orgullosa - le espeta el moreno -. Vamos a empezar bien ¿quieres? 

Lena lo mira con odio.  Lo acaba de conocer y ya le tiene asco. ¿Que es eso de novata?  

- ¿Como te llamas? - le pregunta con una sonrisa.

Lena no responde. No lo piensa hacer. El muchacho lo lleva claro.

- Venga novata ¿te comió la lengua el gato?

Novata otra vez. Lo que daría Lena ahora mismo por ser varios centímetros más alta y poder dejarle las cosas bien claras a ese chaval.

- ¡Genial Lena! No me digas tu nombre. - exclama - Yo me llamo Aritz

¿Ha oído bien? ¿Como sabe ese tal Aritz su nombre? Si lo sabía ¿por que se lo preguntó?

- ¿Por que preguntas mi nombre si ya lo sabes? - pregunta Lena. Nunca pensó que su voz fuese tan ronca. Es la primera vez que la oye.

El joven suelta una carcajada. Esa chica menudita le trae de cabeza. Va a ser todo un logro si conserva algo de paciencia para cuando lleguen al campamento.

- Lo llevas escrito en la camiseta - responde el como si fuese lo más obvio del mundo.

Lena no había reparado en cómo ella adivinó su nombre. Lo había visto impreso en la parte de abajo de su parte de arriba. Solo puede enrojecer gracias a su ignorancia.

- ¿Que es eso de novata? - pregunta.
- Dicesé de alguien recién incorporado a un grupo.
- No lo sabía - ironiza poniendo ojos en blanco la chica.

Los dos comienzan a caminar junto al perro.  Y Lena no puede evitar mirar a su acompañante. Le sacará al menos una cabeza de altura y su revuelto, corto y oscuro pelo aclaran sus celestes ojos.

Aritz se da cuenta de que la muchacha lo mira atentamente y no puede evitar pensar alguna frase graciosa para volver a hacerla sonrojar. Todo por hacer rabiar a un novato. Eso es lo que siempre dice su mejor amigo.

- Haz una foto, durará más - dice haciendo sonrojar a Lena. 

El sonríe con suficiencia, todo por fastidiar a un novato. Lena alucinará al ver el campamento, al menos eso opina el muchacho.

- Aritz es un nombre extraño - afirma ella.
- El que me puso el tribunal.
- ¿Tribunal? - pregunta extrañada.
- Lena, - la mira preocupado - deberías saberlo, deberías saber todo.

Para Aritz va a ser un problema ocultar la ignorancia de su compañera. Puede que sea esa la razón por la que no apareció con el resto de los novatos. Será difícil ocultárselo a su superior. Sabe cuando miente, por algo es su mejor amigo.

- Esto no es bueno - se dice para si.
- ¿Que no es bueno? - pregunta  Lena con su preciosa sonrisa.
- Estamos en guerra, una guerra estúpida. Han explotado tanto la Tierra que ya no quedan recursos para vivir - cuenta con amargura en la voz -. Tu has estado en la incubadora durante tu infancia y ahora que has crecido...Bueno, te toca participar en esta estúpida guerra.

Ahora Lena entiende algo, ya no es todo confusión. Vive en un país en el que meten a recién nacidos en incubadoras par después usarlos de soldados. Es repugnante.

- Soy diferente ¿verdad?
- Tenías que haber venido con un grupo de novatos - la mira con cierta cautela -, pero aquí estás. Te llevaré al campamento y diremos que te extraviaste . Muchos lo hacen.  - miente Aritz

El resto del camino hacia el campamento transcurre en silencio.  Cuando ya llevan unos veinte minutos caminando y los doloridos pies de Lena están apunto de fallar se vislumbra una especie de campo de entrenamiento.

- Bienvenida al Area 21 - exclama Eneritz abriendo los brazos y parando en seco - este sera tu hogar. No te quedes rezagada porque no volveré por ti. Tenemos que hablar con Marcos.

Los dos jóvenes se adentran en esa especie de cárcel. El muchacho en cabeza. Lena simplemente lo sigue. Se siente bastante perdida en ese lugar.

Mientras Aritz camina sin mirar atrás, ella observa " El Área 21 ", que se parece mucho a  lo que ella llamaría un centro de reformación.

Todos los edificios, mas buen pequeños bloques de apartamentos de tres pisos, pintados de un monótono y triste gris. Todos ellos colocados alrededor de algo parecido a un pequeño, muy pequeño ayuntamiento en el cual ondean dos banderas en su techo de colores que no logra diferenciar.

En las idénticas callejuelas no se vislumbra ni un alma. Nadie en la desértica calleja por las que caminan. "El Área 21" es un tanto lúgubre. Un lugar en el cual no parece reinar la felicidad.

- Apura, dentro de poco concluye el toque de queda - espeta Aritz mientras coge la mano de Lena haciéndola correr.

Una campana suena y poco a poco la calle en la que camina se llena. Muchachos salen de los pequeños bloque de edificios. Todos en silencio. En un silencio aterrador.

Ninguno de los habitantes de aquel lugar parece importarle la presencia de la pareja. Alguna que otra tímida mirada se dirige hacia ellos, pero al segundo vuelven al suelo.

Soportando tímidas aunque molestas miradas los recién llegados llegan al pequeño ayuntamiento, que resultaba ser un pequeño edificio rectangular de dos pisos, diferente a los bloques idénticos que lo rodean

Según entran por la pesada puerta de madera, Lena con la mirada perdida  y Aritz, son recibidos por un apuesto y rubio joven.  Los dos chicos se funden en un amistoso abrazo bajo la atenta mirada de Lena.

- ¿Quien es ella? - pregunta el desconocido con una mueca de asco en cuanto repara en la sucia muchacha vestida con la raída ropa de novato.

- Largo de explicar, Marcos- suspira Aritz.

El otro joven entiende lo que  mejor amigo quiere decir, así que guía a la pareja hacia su pequeño despacho, su lata de sardinas, como lo denomina Aritz.

Una vez llegados al despacho los tres toman asiento en las duras sillas de hierro que se les ha proporcionado en el área. Todas las sillas son duras, al igual que las camas, pero al menos es algo, más de lo que se merecen diría yo.

- ¿Que deseas tomar? - pregunta el rubio a Lena, ya que Aritz ya se ha servido.

- Malas decisiones, con hielo - susurra para si misma mientras se frota la sien.

Extrañado ante la respuesta de la joven no le sirve nada. Le da tanta pena que chiquillas como aquella luchen el la guerra... Sus marrones ojos reflejan terror. Seguramente, terror a participar en esta estúpida guerra.

Dos banderas cuelgan en una de las paredes del despacho, una roja con una franja amarilla en la que se cierne un escudo y otra roja con franjas verdes y blancas, antes eran tres. El mismo descolgó una de ellas. La de la unión europea. Esa unión no tan...¿unida? Tanta unión  para luego darse puñaladas traperas por víveres.

Tras haber explotado tanto nuestro planeta, lo que empezó en un disputa entre tres pobres países se convirtió en una guerra entre la U.E y de ahí a convertirse en lo que es ahora, la tercera guerra mundial. Luchando por llevarse un misero trozo de pan a la boca.




















domingo, 11 de agosto de 2013

Bullyng



Todos los días siento,
Una punzada en mi consumido corazón.
Un dolor atroz que nubla mi mente.
Tu no sabes lo que se siente.
Siento que todo se me cae encima,
Me pegan, me insultan, me discriminan.
¿Por que? O mejor, ¿por quien?
Querido abusón,  es por ti.

Tu influyes en los demás.
Y mi vida jodiste cuando empezaste,
Cuando me comenzaste a marginar,
Los demás te comenzaron a imitar.
Jamas probaste a darme una oportunidad.

Ahora gracias a ti,
Y a tus estúpidos prejuicios,
He perdido las ganas de seguir.
Al final lo vas a conseguir,
Feliz te voy a dejar vivir.
Pero en tu conciencia queda,
Lo que me has hecho pasar.
No eres para nada inocente,
De eso jamas te vas  olvidar.