lunes, 26 de agosto de 2013

La hora de los deseos



Doce en punto, medianoche, los cuatro ceros seguidos. Para muchos la hora de los deseos. Cuando en Shion uno de tus más puros anhelos se puede hacer realidad. La hora mágica cuando si deseas algo, sin algún fin egoísta  se puede cumplir. Pero eso si, unas cuantas reglas a rajatabla debes cumplir. Nunca trampa puedes hacer o si no pregunta a la pequeña Anastasía, lo que pequeño e inocente  parecía trajo el mal a la pequeña ciudad de Shion donde hadas, duendes y elfos habitan en completa armonía con los humanos que aunque no lo parezcan son algo egoístas.

Anastasía siempre esperaba, inocente, a la hora mágica en la diminuta chabola en la que vivía.  Cada día deseaba algo, ser más rica, ser una princesa, vivir en otro lugar que no sea esa pequeña casita. Pero nunca sus anhelos se cumplían. El porque ella no lo sabía,  no creía que sus deseos fuesen egoístas. Ella solo quería que su cansada madre dejase de trabajar tan duro, que su padre pasase más por casa para contemplar lo alta que ya estaba. Ya no sabía como formular su deseo. ¡Nunca se cumplían!

- ¿Por qué mis deseos no se cumplen? - preguntó desdichada a la pequeña hadita que todas las noches a esas horas la visitaba.

- Porque, querida, tus deseos no son puros. - le reprochó el minúsculo ser mágico -. Tan solo deseas cosas que te harán bien a ti. No a tus padres, ni a tu familia. Si deseases tal vez que tu madre descansara... ¡Pero tu solo ser un princesa deseas! - exclamó indignada.

El gran reloj de Shion hizo sonar su atronadora campana. Dando entrada a miles de deseos puros y egoístas que serian concedidos o rechazados por el Gran Ser.

- Pequeña hada, me has abierto los ojos. Deseo...Deseo conocer al Gran Ser y disculparme por mi forma de ser -.deseó con voz casi inaudible.

Al parecer, su deseo se cumplió.  Un haz de luz cegadora inundó la cochambrosa habitación,  un coro de armoniosas voces angelicales sonó y la pequeña Anastasía dejando al hadita atrás en un abrir y cerrar de ojos desapareció.



- Dulce muchacha, tus disculpas serán aceptadas  - anunció una voz -. Eres la primera humana que se digna a pedir perdón.

Una sonrisa surcó el rostro de nuestra amiga, pero una desagradable, malvada. La joven lo consiguió,  al Gran Ser engaño. Ya que estaba ahí,  un gran algarabío  montó hasta que su sueño cumplió. Una princesa fue, no una bella como en las historias de Disney podemos ver. Para nada. Una reina cruel llegó a ser. Ella comenzó a decir que sueños se podían cumplir.



Y ese es un pequeño relato que escribí en primero de E.S.O. cuando entre examen y examen tenía que estudiar lo que en realidad hacia era esto. Me ha encantado volver a poder leerlo. No se que me pudo empujar a decirlo. Pero ahora le veo una moraleja. Nunca, nunca juzgues un libro por la portada. Pero no creo que este muy encaminada. Así que si alguien se sabe la moraleja que me la comente.

2 comentarios:

  1. Jajaja pues yo no le veo la moraleja pero sí la verdad. Los humanos somos (generalizando un pelín) seres despreciables, ruines, hipócritas y malvados. Hasta una niña inocente puede ser la persona más retorcida de la tierra. Jajaja eso es lo que me ha transmitido ;)) Pero de verdad que me ha encantado el relato de principio a fin! Jajaja y yo también aprovecho en los ratos libres del instituto para escribir :P
    Un abrazo y pásate cuando quieras :3

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    1. Generalizando tan solo un pelín jajaja. Gracias :) Di que si, menos atender y mas escribir. Siempre se cae en la tentación ^--^

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